No soy el típico héroe. En realidad no soy el típico nada. Sólo soy un pobre tipo que trabaja después de la escuela en una zapatería de South Beach para ayudar a su madre. Pero un poco de magia lo cambia todo. Todo empezó con una maldición. Y una rana. Y una princesa preciosa, que me pide que lleve a cabo una misión de rescate. No hay un hada madrina ni nada de eso. Y aunque me enamoro por el camino, lo que me pasa no se parece a ningún cuento de hadas del que haya oído hablar. Antes de saber lo que pasaba, estaba rondando por ahí con una bandada de de cisnes encantados, hablando (sí, hablando) con un zorro llamado Tod, y casi siendo aplastado por gigantes en los Everglades.
¿No me crees? Yo tampoco lo creía. Pero ya verás.
¿Cuándo supe que todo era cierto?, en el segundo en que fui hechizado.
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