Todo empieza como una broma de cuatro amigas en su reunión semanal. ¿El tema de conversación? Una vez más, los hombres. Entre risas, deciden hacer el retrato del hombre perfecto, y ponen por escrito las cualidades que debería reunir: sincero, amable, atractivo, con sentido del humor... y, bueno, hay algo más, un detalle que acabará por desencadenar una verdadera pesadilla.
Sin embargo, Janie y sus amigas no se sienten en peligro.No ven amenaza en las susurrantes llamadas telefónicas, ni perciben la mirada cargada de odio de un personaje cercano.Ignoran que una mente desequilibrada es como la nieve amontonada en la ladera de una montaña: a veces basta un estornudo para provocar un alud.
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